lunes, 17 de septiembre de 2007


Matar o morir
Las peleas suelen ser en la modalidad matar o morir, por lo que la vida de estos perros no suele durar más allá de las 4 o 5 peleas. Si sobrevive a éstas, termina sus días en la calle, abandonado porque ya está muy maltratado o herido. Estos pobres animales nunca han recibido cariño, por lo que su socialización a veces es muy difícil -aunque no imposible-. Por estos motivos, en los refugios y protectoras, la cantidad de estos animales aumenta alarmantemente.
Psicológicamente hablando, los expertos afirman que el perfil de los dueños de perros de pelea corresponde a personas psicopáticas, con fuerte complejo de inferioridad, lo que lo lleva a proyectarse como un ser fuerte y temible en su perro. El enfrentamiento del perro con otro fuerte mide a ambos machos en valentía, competitividad y fuerza. Por su parte, las personas que asisten a estas peleas son en su mayoría hombres, adolescentes y adultos, cuyo gusto por la sangre denotaría diversos trastornos de personalidad, generalmente psicopatías más o menos graves; que asisten a estos eventos para reforzar su virilidad y masculinidad, disminuida por algún motivo en sus vidas.
En favor de los perros sobrevivientes a las peleas, tanto veterinarios como personas de las protectoras insisten en que la raza no determina la agresividad de un perro, por lo que debidamente estimulado y criado, un perro de ataque no tiene porqué ser necesariamente un asesino. Bajo esta premisa, y velando por su reinserción, se apuesta por la re-educación y socialización de estos canes, para que puedan optar, algún día, a tener una familia que los quiera, después de vivir una vida llena de sufrimientos, tortura y muerte.
Las peleas de perros son una práctica ilegal que se realizan de forma encubierta en muchas ciudades. Los entrenadores preparan a los perros para pelear, imponiéndoles un cruel régimen desde que nacen. Se les limita el alimento para cambiarles el carácter, se les obliga a pelear a otros perros para hacerlos bravos, y forzados a correr durante largos períodos de tiempo, para volverlos más resistentes.
Para fomentar el instinto asesino, los entrenadores utilizan cachorros, gatos y otros animales pequeños como carnada. Estos animales pequeños son inmovilizados, y los perros que, anteriormente fueron castigados y privados de alimento, los matan.
Durante las peleas, los animales son obligados a pelear varias veces (a pesar de estar seriamente lastimados). El público los pincha con objetos filosos para que sigan peleando.
Los entrenadores prefieren los pitbulls porque tienen mandíbulas grandes, pero si estos animales son criados con cariño suelen ser animales de compañía muy fieles y afectivos. Hasta son muy buenos con los niños. Sólo los pitbulls criados para pelear se convierten en animales violentos y peligrosos.
Los criadores de perros de pelea contribuyen con la superpoblación de estos animales, los cuales llenan los refugios y perreras. En muchos sitios se debe aplicar la eutanasia debido a que no se le puede encontrar hogar a la gran cantidad de perros sueltos.

perros de pelea


Una sangrienta pelea a muerte!!!!!